domingo, 15 de abril de 2012

Un mundo a punto de desaparecer - Clarín, 13-4-12, por Miguel Farías

Entrevista a Gustavo Fontán. Diario Clarín 13-4-12, por Miguel Frías

Los seguidores de la bella, inasible, delicadamente conmovedora filmografía de Gustavo Fontán encontrarán en La casa el cierre de la trilogía que el realizador comenzó hace ocho años con El árbol y que siguió con Elegía de abril . En su nuevo filme, Fontán logra captar, con su ya clásico lirismo onírico, recuerdos y fantasmas del caserón paterno de Banfield, hasta la demolición llega con inapelable, arrasador realismo.

“La casa” transmite nostalgia y melancolía, aunque termina con un plano esperanzador. ¿Cómo vivís el cierre de la trilogía?

GF: Con sensaciones encontradas. La palabra cierre me gusta a medias, porque tiene una carga angustiante. Aunque cerrar es, también, habilitar lo nuevo, sobre todo en los actos creativos. Mi intención fue transmitir una mirada de un espacio concreto, mi casa natal, centenaria, antes de decir “no voy a mirarla más”. En estos ocho años, llegué a conocer cada rincón de luz, cada milímetro de sombra. Ahora, todo eso existe en la memoria y en las películas que hicimos. Tengo una sensación melancólica y una certeza de que se abrirán otras búsquedas, que no abandonarán las ya iniciadas.

“La casa” está poblada de fantasmas queridos, hasta que la realidad irrumpe bruscamente...

GF: Con el equipo, en especial con Diego Poleri (a cargo de la fotografía), indagamos mucho en la condición fantasmal, que siempre combina el presente con lo fugado. Exploramos sus posibilidades visuales. La otra dimensión que tuvimos que investigar fue la de la realidad lineal, que se vincula con el paso del tiempo, las transformaciones y que, en este caso, llega de un modo medio brutal. Antes de filmar, estuvimos en varias demoliciones. Los tipos que las hacen tienen un protocolo, un procedimiento que arrasa con un mundo concreto, con una linealidad de ladrillos, con una mercancía. Pero en ese espacio también existe lo fantasmal, la memoria del lugar, lo que está ignorado. Trabajamos en la contraposición de esas dos dimensiones.

Es increíble que las imágenes, casi pictóricas, cargadas de reflejos y superposiciones, no estén trabajadas en la postproducción...

GF: Es así. Al margen de la edición, es todo efecto de cámara. Con Poleri trabajamos un travelling explorando con espejos y vidrios. Pero ese tipo de superposiciones no nos convencía, porque parecía un efecto de edición. Hasta que un compañero del equipo nos propuso trabajar con un espejo fracturado sobre la lente de la cámara. Así, con el avance del carro, logramos las distorsiones espaciales.

En el catálogo del BAFICI se habla de “una película sin personajes”. Y sin embargo, la casa parece ser el personaje, mientras que su mirada se posa en muchos otros.

GF: Para nosotros, los personajes son muy concretos. Observamos a los fantasmas, que son personajes, desde la mirada de la casa, el personaje central. Nos preguntamos qué pasará con los fantasmas tras la desaparición de la casa.

Hacés un cine a contracorriente de las demandas de mercado...

GF: Hago el cine que puedo hacer, el más honesto. Todo creador debería hacer lo más honesto para él. Me gustaría que mucha gente viera mi cine, pero no especularía para intentar que eso ocurriera.

Miguel Frías

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