sábado, 5 de febrero de 2011

EL LIMONERO REAL

Amigos:

Quiero contarles que acabo de recibir la autorización para adaptar una novela amada, enorme, bellamente dolorosa: EL LIMONERO REAL, de JUAN JOSÉ SAER.

Durante mucho tiempo la vida de estos personajes me rondó, me asedió, y por el inmenso valor de la obra siento una enorme responsabilidad. También, claro, una gran alegría.

Comparto con ustedes la noticia y el fragmento inicial de la novela:

“AMANECE.
Y YA ESTA CON LOS OJOS ABIERTOS.
Parece no escuchar el ladrido de los perros ni el canto agudo y largo de los gallos ni el de los pájaros reunidos en el paraíso del patio delantero que suena interminable y rico, ni los perros de la casa, el Negro y el Chiquito, que recorren el patio inquietos, ronroneando excitados por el alba, respondiendo con ladridos secos a los llamados intermitentes de perros lejanos que vienen desde la otra orilla del río. La voz de los gallos viene de muchas direcciones. Con los ojos abiertos, echado de espaldas, las manos flojas sobre el abdomen, Wenceslao no oye nada salvo el tumulto oscuro del sueño, que se retira de su mente como cuando una nube negra va deslizándose en el cielo y deja ver el círculo brillante de la luna; no oye nada porque cincuenta años de oír en el amanecer la voz de los gallos, de los perros y de los pájaros, la voz de los caballos, no le permiten en el presente escuchar otra cosa que no sea el silencio.”

Dijo alguna vez Juan José Saer: “Escribir es sondear y reunir briznas o astillas de experiencia y de memoria para armar una imagen”.

Trataremos de hacer nuestras estas palabras. También el interrogante que subyace en ellas: ¿cómo acceder a lo real y expresarlo? Con la humildad necesaria, trataremos de haces nuestra la novela: sus personajes y su ámbito, sus sonidos y sus texturas, sus fragilidades y sus cuerpos.

Un abrazo

Gustavo