sábado, 26 de abril de 2008

Crítica: Alicia Silva Rey (Agenda del Sur)

Crítica de Alicia Silva Rey, para Agenda del Sur (http://www.geocities.com/delsuragenda/

La orilla que se abisma, una película de GUSTAVO FONTÁN

1- La pantalla es un campo de prueba donde la materia trabaja. El cielo, el agua, el aire, la tierra, los animales domésticos, los instrumentos de trabajo, el hombre. Sentarse en la butaca del cine y prestarse a su advenimiento. La materia herida por los fulgores de su propia indecibilidad. La opacidad del mundo restallando en colores creados por la luz en el tiempo. La toda luz de una creación danzante en la materia recién nacida. Lo inminente ahí, delante de los ojos, en la oscuridad del cine. Lo que sucede es el tiempo material donde toda palabra parte, efímera, al encuentro de su ser en la luz. En el principio fue el poema pero era tan difícil pronunciarlo. Entonces tuvimos los colores, las formas, los objetos tallados por la luz en la materia informe. Cuando la primera mirada se posó en esa cuna del saber metafísico y no pudo callarlo, nacieron las cunetas del conocimiento que enmascararon tal vez sin querer el ritmo de la materia transtornada pero no la poesía verdadera. Dirán que nadie sabe qué cosa es la poesía verdadera. Es cierto, nadie lo sabe. Pero, de todas las religiones, las filosofías, las ciencias y las artes, sin desestimar nada e incluyendo el conocer en cada acto de la brizna humana, se ha desprendido, se desprende - y por ella nacieron-, la poesía verdadera. De eso se trata, creo, este cine que Gustavo Fontán funda, claro que no solo, pero el rigor y el riesgo de mirar sin atenuantes corre por su cuenta.

2- Los sonidos: el río, el viento, los pájaros, la lluvia, el árbol, las puertas y ventanas en sus goznes, el silencio, la sombra de las colinas sobre el plano púrpura o ciclamen. Y también: el árbol en la lluvia, el río en el silencio, el viento en los pájaros, la sombra purpúrea en los goznes.
Ha de haber quienes no podrán tolerar la sólo acústica del paisaje en la pantalla. Esperarán en vano un decir que ha de llegar, por último, en la voz de Juan L. Ortiz, desde un fondo que se evapora, entonando su poema con el ritmo que la película de Fontán habrá estado modulando antes de ponerle palabra.

3- Lo fuera- de- foco es aquello que se abisma a la orilla de la propia mirada. Por el plano móvil de la pantalla, el espectador busca la inminencia del límite, se topa con el devenir de un tiempo sin orillas. Los objetos que la materia arroja… este cine los atrapa como el agua versátil de un río, los torna disponibles, suscita la posibilidad de nombrarlos nuevamente hoja, ola, piedra, lluvia, pétalo, temblor. Fluir de la materia en la conciencia. Las herramientas del conocer crujen. Hay un desacomodamiento que no involucra sólo la visión o la experiencia cinematográfica. Una espectadora, en la función del miércoles 16 de abril, Bafici, Hoyts Abasto, preguntaba durante el debate de cierre de la proyección cómo se había logrado obtener esas imágenes, indagaba acerca de la manera de mirar que acució a esta película ( ella empleó la palabra “visión”), cómo se logró plasmar esta visión, dijo, de la materia cognoscible, concebible.

4- Despiertos, ellos duermen. HERÁCLITO.

Fotografía LUIS CÁMARA
Sonido ABEL TORTORELLI
Montaje MARIO BOCCHICCHIO y GUSTAVO SCHIAFFINO
Asistente de dirección JUAN GARCILAZO
Prod. Ejecutiva STELLA M. CZERNIAKIEWICZ
Guión y dirección GUSTAVO FONTÁN

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