Para cerrar el año, quería compartir una nueva y última entrega del
diario de El rostro.
Aprovecho a desearles un buen comienzo de año.
Un abrazo
Gustavo
25 de noviembre de 2012
Hoy Maldonado nos contó que lo visitó Dios.
Celia, su mujer, es epiléptica y dos veces, desde un bote se cayó
"muerta" al río, y la sacaron con las dificultades comprensibles. En
otro de esos ataques cayó al fuego
también, y tuvo quemaduras importantes. En ese momento, cuenta Maldonado, lo visitó Dios en forma de pájaro de luz.
También comenzamos a filmar parte de la
secuencia final. Gustavo se marcha. Los que estuvieron con él lo observan marchar.
Van llegando, aparecen de la espesura, miran a cámara, entre los árboles, fugaces, serenos, para
despedirse. Gustavo se sube al bote,
empieza a remar. Desde la orilla, lo mira su padre.
Gustavo rema, vuelve al río donde ya no hay niebla sino sol y reflejos dorados
en el agua. De pronto, Gustavo se
pierde en los reflejos. Lo vemos y ya no
lo vemos más. Queda un inmenso reflejo
dorado que dura, sólo eso.
Una tarde para callarnos.
Una tarde para observar el golpeteo de los pájaros nuevos sobre el aire de la orilla
en la que estamos.
Un último azul, intenso, para después.
2 comentarios:
increíble...solo para leer, observar e imaginar...
Cuando llegue el último instante
no deberemos examinar genealogías sino el rostro.
Su floja benevolencia admitirá que el infierno
es castigo tonto, pues castigo de verdad
es encontrarse con una memoria alimentada y lúcida.
Y si el alma no es especialmente cobarde
podría intentar esta razonable excusa:
Amigos muertos, llego hasta ustedes
como una bestia enferma, más pálida,
más flaca que de costumbre.
Ay amigos, qué exquisita es sin embargo
la indecisión que compone una partida,
elegir entre quedarme en un páramo llamado cama,
y la raíz que casi veo y toco.
Deseo ser lo que me espera, apariencia muda,
y nadie habrá cambiado menos que yo
por el minucioso eclipse que disuelve el cuerpo.
Ya voy, amigos.
Alberto Girri, "Juicio Final",1947.
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