domingo, 16 de agosto de 2015

EN TORNO A LO REAL



Muchas veces dije que a partir de “El  árbol”  mis guiones se convirtieron en  dispositivos para dialogar con lo real. Y ahora, con la necesidad de desarrollar esta idea con ustedes, me pregunto  qué significa eso de verdad, ¿qué significa que lo real aparezca en una imagen?  

Entonces, pensé tres cosas  que, por supuesto, no intentan de ningún modo dar cuenta de manera exhaustiva del problema, sino simplemente plantear tres elementos que me interesan de esa apropiación de lo real que puede hacer el cine. 

En primer lugar, podríamos hablar de un plus de sentido. Una especie de ferocidad que excede a la imagen en sí misma. Podríamos pensarlo en torno a esta idea de Raúl Ruiz, quien retoma un concepto de Walter Benjamin: “Llamo inconsciente fotográfico a esos fantasmas que giran alrededor de las imágenes y los sonidos reproducidos de manera mecánica pero que nunca tocan el objeto audiovisual. A veces, cercan el objeto, literalmente lo transfiguran, lo secuestran.”  Reconozco lo real en ese poder transfigurador que dota  a la imagen de una fuerte carga de ambigüedad.

En segundo término pienso que ese plus, esa ambigüedad en una imagen, tiene siempre un poder perturbador. Lo real es lo que molesta en la imagen, aquello que se sale de control. Esa presencia incesantemente activa remite siempre a un más allá de la imagen. A un más acá nuestro, quizás. Lo real es lo que se teme. Lo no domesticado.

Por último: lo real, también, es lo que se fuga de la imagen. Hay algo inasible, indecible, en esa presencia. Boquiabiertos, reconocemos un fantasma que se muestra, nos conmueve, y al mismo tiempo se fuga. Creo que en esta tensión, presencia-fuga, reside algo de aquello que me interesa capturar.

(Fragmento de la charla que dio Gustavo el pasado 28 de junio en la casa de la DAC, en el ciclo "La estética del cineasta. Un tratado de estilo".)

viernes, 29 de mayo de 2015

El rostro, en INCAA TV (4 de junio, a las 22 hs.)

Después de un largo recorrido, EL ROSTRO tendrá estreno en televisión. Se la podrá ver en INCAATV, el jueves 4 de junio, a las 22 hs, en el ciclo "Imágenes de lo real". Están todos invitados.

Aprovecho la oportunidad para compartir esta entrevista que Iván Pinto y Antonia Girardi me hicieron, para la imprescindible revista chilena LA FUGA, durante la presentación de EL ROSTRO en Chile.
 
 
Gustavo

lunes, 13 de abril de 2015

Gustavo Fontán filma en Santa Fe "El limonero real", sobre una novela de Juan José Saer



El cineasta y escritor Gustavo Fontán está filmando en un pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe su nueva película, “El limonero real”, que se inspira en la novela homónima del escritor Juan José Saer para volver a indagar -como en sus filmes anteriores- en una narración subjetiva donde la memoria, la ensoñación, el paso del tiempo y la incidencia de la luz juegan un papel predominante.


Protagonizada por Germán de Silva (“Las Acacias”, “Marea baja”), el cineasta cordobés Rosendo Ruiz, la actriz Eva Bianco (“Los labios”) y habitantes de la zona que nunca antes habían estado frente a una cámara, el nuevo largometraje del autor de “El rostro” es rodado en la localidad de Colastiné, cerca de donde Saer tenía su casa y donde efectivamente sucede el relato en la novela.

“Estamos muy felices por lo que sucedió hasta ahora en el rodaje, porque en principio nos ayudó mucho el tiempo y eso es muy importante, ya que es una película en la que el movimiento de la luz es clave y para ello eran necesarias ciertas condiciones atmosféricas”, afirmó a Télam el director, muy entusiasmado y conforme, en una pausa en la filmación.

Se trata de la nueva apuesta de uno de los autores más originales y arriesgados del panorama cinematográfico argentino, cuya obra se caracteriza por una forma narrativa muy interesada en la contemplación y en la percepción, en la investigación de las posibilidades poéticas de la imagen y en la utilización del tiempo como parte fundamental del relato.

En su trama, “El limonero real” narra la historia de tres hermanas, con sus maridos e hijos, que viven a orillas del río Paraná y se disponen a compartir el último día del año, pero deben enfrentarse a un hecho inesperado: una de ellas se niega a asistir al festejo porque está de luto, ya que su único hijo murió, pero ya hace seis años.

Para Fontán, “esta negativa de ella estructura el relato y lo moviliza, y es como que de algún modo pone presente el tema de esa muerte, motivo por el cual hay dos ausencias que atraviesan el relato: la del joven muerto y la de su madre, que resignifica esa muerte”.

El río omnipresente, las variaciones de la luz, el baile festivo, el sacrificio del cordero y la comida, el vino y los cuerpos, todo es atravesado, desde la percepción de Wenceslao -su marido- por las dos ausencias: la de su mujer y la de su hijo muerto, cuya figura emerge cada tanto, otorgándole al relato una densidad creciente.

“El tiempo presente de la novela -que es mucho más compleja en tramas- es un día de sol desde el amanecer hasta la madrugada y la novela es la minuciosa descripción del movimiento de la luz, no porque sí, sino porque esto tiene una intensa carga dramática y una fuerte incidencia sobre lo que se está contando. El movimiento de la luz va generando dramatismo en esa progresión”, explicó Fontán.

Según Fontán, “El limonero real” se inscribe en la búsqueda de un poética propia, que inició hace años con filmes como “El árbol” y “La casa”, y que se caracteriza por relatos subjetivos que no tienen que ver con el desarrollo prioritario de un argumento, sino con el “entramado que los hechos conforman con la memoria y la percepción”, con la idea de que el paso del tiempo se transforme “en material sensible, sustancia audiovisual”.

El cineasta también se mostró muy conforme con “la elección de la mezcla entre actores y no actores, porque ese intercambio realmente funciona de la manera precisa que buscábamos. Esto está en función de una búsqueda que para mí es permanente: la búsqueda de un realismo, una construcción que esté atravesada por elementos de lo real”.

“Hay algo de los cuerpos y los rostros, algo de la inocencia del poblador real de la orilla, algo de su actitud y la forma de pararse frente al mundo que para mí era muy importante. Y los actores profesionales fueron elegidos de tal modo que ellos fueran los que pudieran acercarse a ese registro realista, y no al revés”, aclaró.

Fontán señaló que una de las claves del rodaje es “la observación minuciosa del modo de estar de esos pobladores, la sequedad, el modo como realizan cada acción como un ritual, una observación muy aguda de eso, con su inmensa cantidad de recursos técnicos y dramáticos pero acercándonos siempre a los pobladores reales que completaron el elenco”.

En relación a la elección de la novela de Saer, Fontán -que ya había trabajado con textos de Juan L. Ortiz, entre otros poetas- afirmó: “Siempre tuve una gran admiración con la novela y una gran empatía, yo entendía que podía llevarla al cine porque efectivamente había algo en ella que habían sido reflexiones mías en películas anteriores”.

“Es una película más grande y narrativa pero de todos modos el paso del tiempo y la luz inciden mucho en la historia, al igual que lo vital de la naturaleza, el agua, el río, las sombras, la belleza y lo tremendo, todas cosas que están en la novela y que intentamos que estén en la película”, dijo el autor.

“La novela de Saer es uno de los puntos cúlmines de ese procedimiento, una novela que no es de trama, sino más bien un entramado entre los personajes, su historia, la luz, ese espacio geográfico, la densidad de ciertos vínculos, el pequeño detalle de cómo se mueven las hojas y la luz, y todo ese entramado es la esencia misma del relato”, añadió.

“Saer no sólo cuenta una historia sino que está de algún modo pensando cómo acceder a lo real y expresarlo, la novela es la manifestación de eso, y hablando también, pero sin decirlo, de la dificultad y la fragilidad de cualquier intento de conocimiento, que siempre es subjetivo. Toda esa incertidumbre es la de los personajes, pero profundizada y vuelta a mirar”, concluyó.

viernes, 13 de marzo de 2015

Gustavo Fontán adaptará El limonero real, de Juan José Saer


El director de "La Madre" y "La casa" filmará desde mediados de marzo en Santa Fe esta película de ficción con Germán de Silva, Patricia Sánchez, Rosendo Ruiz y Eva Bianco como protagonistas

Publicado el 13/03/2015, por OTROS CINES.COM

El rodaje de la nueva película de Gustavo Fontán (El rostro, La casa, El árbol, entre otras) se realizará desde mediados de marzo en la ciudad santafecina de Colastiné, cerca de donde el autor del libro tenía su casa y donde efectivamente sucede el relato en la novela.

El limonero real está protagonizada por Germán de Silva en la piel de Wenceslao, el director y guionista cordobés Rosendo Ruiz (Tres D) en el rol de Rogelio, la actriz Patricia Sánchez (Ella) y la actriz Eva Bianco (Rosa); y está coproducida por Insomnia Films, Tercera Orilla y el INCAA. La distribución y las ventas internacionales estarán a cargo de OBRA Cine.

Sinopsis del film

Una familia de pobladores del río Paraná se dispone a compartir el último día del año. Son tres hermanas, con sus maridos e hijos, que viven en tres ranchos, a la orilla del río, separados por espinillos, algarrobos y sauces. Aunque Wenceslao intenta convencerla, su mujer se niega a asistir a casa de su hermana para participar del festejo. Dice que está de luto: su único hijo, murió hace seis años. 

El río omnipresente, las variaciones de la luz, el baile festivo, el sacrificio del cordero y la comida, el vino y los cuerpos, todo es atravesado, desde la percepción de Wenceslao, por las dos ausencias: la de su mujer y la de su hijo muerto, cuya figura emerge cada tanto. Desde el alba –"Amanece. Y ya está con los ojos abiertos"- hasta el regreso de Wenceslao al rancho después de la medianoche, cada acción cotidiana se vuelve ceremonia y el tiempo una espiral de sensaciones y recuerdos.

Palabras del director

La historia, en la novela de Juan José Saer, es apenas un conjunto de pequeños sucesos. Lo que entendemos por trama en este caso no tiene que ver con el desarrollo prioritario de un argumento, sino por el entramado, que esos propios hechos conforman con la memoria y la percepción. A modo de cualidad contemplativa, el movimiento de la luz y de la sombra, el modo de descabezar un pescado o de matar al cordero, las miradas y los vínculos, el desplazamiento de las canoas, el sonido del agua y de los pájaros, los propios recuerdos, todo, en la medida que se vuelve ceremonia, se convierte en materia narrativa.

Entiendo (salvando todas las distancias, incluso las de lenguaje) que a partir de mi película El árbol, ésta fue mi principal búsqueda poética. (Digo poética como toma de posición, como la afirmación de una búsqueda frente a lo real y frente al cine). En ella, la pequeña historia -un matrimonio, ya grande, discute si la acacia frente a la puerta de su casa está viva o muerta-, era recorrida con la intención de que la idea del paso del tiempo no fuese sólo tema depositado en el argumento, sino material sensible, sustancia audiovisual. A partir de ahí definí un camino que encuentra ahora un momento de suma importancia (así lo espero) en la adaptación de una novela amada, bellísima, dolorosa.

Por eso hago mías las palabras de Saer: "Escribir (filmar) es sondear y reunir briznas o astillas de experiencia y de memoria para armar una imagen". También hago mío el interrogante que subyace en El limonero real: ¿cómo acceder a lo real y expresarlo?

viernes, 23 de enero de 2015

CINEMA TROPICAL - Premio al mejor director por El rostro para Gustavo Fontán

Premios: "El lugar del hijo" y Gustavo Fontán premiados por Cinema Tropical

La película uruguaya-argentina El lugar del hijo de Manuel Nieto fue la cinta galardonada con el premio principal como Mejor Película Latinoamericana del Año en la 5ª edición de los Premios Cinema Tropical, los cuales fueron anunciados esta noche en una ceremonia especial en la sede del New York Times de la ciudad de Nueva York. Gustavo Fontán fue galardonado como mejor director por El rostro.

El largometraje mexicano Café (Cantos de humo) de Hatuey Viveros fue la ganadora del premio al Mejor Documental Latinoamericano del Año, a la vez que el film chileno Las Niñas Quispe de Sebastián Sepúlveda fue elegido como Mejor Ópera Prima. Por segunda vez los Premios Cinema Tropical otorgaron un premio a la Mejor Película Latina de Estados Unidos y el jurado decidió galardonar (ex aequo) a las cintas Las Marthas de Cristina Ibarra y Purgatorio: Viaje al corazón de la frontera de Rodrigo Reyes.

El cineasta argentino Gustavo Fontán fue el ganador del premio como Mejor Director (ficción) por su película El rostro, a la vez que Camila Donoso y Nicolás Videla fueron los ganadores del premio al Mejor Director (documental) por su largometraje Naomi Campbel.

  
Philip Klint, conductor de noticias del canal NY1 Noticias, fungió como maestro de ceremonias del evento, el cual contó con la presencia de algunos de los cineastas nominados y ganadores como Hatuey Viveros, Rodrigo Reyes, Yolanda Pividal, Carlos Sandoval y Catherine Tambini.

La organización sin fines de lucro Cinema Tropical también anunció que el publico neoyorquino tendrá oportunidad de ver las películas galardonadas como parte del Festival Cinema Tropical que se llevará a cabo del 6 al 8 de febrero del 2015 en el Museum of the Moving Image.

Los ganadores de los Premios Cinema Tropical de este año fueron seleccionados por un jurado compuesto por Daniela Alatorre, productora del Festival Internacional de Cine de Morelia; Gustavo Beck, cineasta y programador de cine; Marcela Goglio, programadora de cine; Lucila Moctezuma, Directora Ejecutiva de Producción de UnionDocs; Tamir Muhammad, Director de Contenido y Desarrollo Artístico, Time Warner; Rachael Rakes, programadora cine; José Rodríguez del Tribeca Film Institute; el cineasta Bernardo Ruiz, cineasta; y Naief Yehya, escritor, critico de cine y cultura.

Fuente: ESCRIBIENDO CINE - http://www.escribiendocine.com/noticia/0010147-premios-el-lugar-del-hijo-y-gustavo-fontan-premiados-por-cinema-tropical/