La conciencia del paso del tiempo
La casa (Argentina / 2011). Dirección y guión: Gustavo Fontán. Fotografía: Diego Poleri. Edición: Mario Bocchicchio. Sonido: Javier Farina. Sonido directo demolición: Omar Mustafá. Duración: 61 minutos. Calificación: apta para todo público. Nuestra opinión: muy buena
Parte de una trilogía que completan dos películas ya estrenadas,
El árbol y
Elegía de abril , esta película de Gustavo Fontán consigue en apenas una hora atrapar y conmover con su enorme carga sugestiva. En
La casa
, este director argentino riguroso y original habla una vez más de las
ausencias, de la fugacidad de los recuerdos y de los mecanismos de
reconstrucción del pasado, una tarea a veces grata, a veces dolorosa que
siempre tiene repercusiones sobre el presente. El enorme poder
evocativo de
La casa está directamente relacionado con la
capacidad de Fontán de construir planos que reúnen belleza y eficacia
(es excelente el trabajo fotográfico de Diego Poleri). Su cine tiene
algo que no es fácil conseguir, una poética. Esa poética, sólida e
identificable, está construida sobre la base de una sorprendente
capacidad para observar cada detalle de una manera novedosa: la silueta
de unas acacias, la oscuridad de cuartos abandonados, el deambular de
algunos personajes que alguna vez le dieron vida a ese lugar que
indefectiblemente desaparecerá y sólo quedará fijado en la memoria de
los que pasaron por allí.
La casa es una película onírica,
plagada de sombras y fantasmas. Una película sobre la conciencia del
paso del tiempo. Fontán es de los pocos cineastas argentinos que tienen
un programa y lo cumplen a rajatabla. Su cine refleja la relación del
hombre con la naturaleza y con la muerte. Dicho de este modo puede sonar
solemne, pero lo cierto es que sus películas están incendiariamente
vivas
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