29 de agosto de 2012
Encuentro sencillo con el mundo (eso decía en una nota de julio): hay algo, en el fondo de esas palabras, que hay que pensar.
Hoy diría, tal vez: encuentro sencillo con
las cosas.
¿Por qué?
Quizás, porque el contacto con las cosas nos
salva de una belleza distante, previa, y nos pone ante los destellos intensos,
impuros siempre, de la vida.
Eso sí: el contacto con las cosas parece
exigir la paciencia de un corazón solitario, el corazón solitario de un grupo.
30 de agosto de 2012
La imagen de El rostro: ¿sombra de qué?
La imagen de El rostro
(fundamentalmente la del plano): más cerca del mundo que de la mirada.
En el contacto con las cosas uno puede perderse, es el riesgo siempre.
(Me pregunto, una vez más, qué significa para Godoy meter sus cosas en la
canoa y perderse).
Tarea del grupo: nos acompañamos para no perdernos.
3 de septiembre de 2012
Escucho la grabación que hicimos
con Godoy: no me acordaba que se había puesto a silbar mientras sacaba agua de
su bote. Abel lo grabó.
Escucho su silbido, una y otra vez, y pienso: solo, en el río y en la isla, debe haber tenido mucho tiempo
para escuchar a los pájaros. Su silbido nace de ese contacto, paciente, sincero.
Ésa es la clase de belleza que nos interesa.
2 comentarios:
Ese silbido ninguna
memoria lo registraba, parecía querer atraer, caburé desde el fondo de los montes, a pájaros que nunca habíamos oído,
Arnaldo Calveyra
Claro que encontrarán la clase (¿será esa la palabra?) de belleza que les interesa.
Inyecto pasión desde el seco pavimento de Lanús.
gustavo me alegro que estes haciendo y por lo que leo muy conectado! Te mando un abrazo afectuoso!
tomy
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